Con una pistola de juguete o tipo réplica, un asaltante tomó la determinación de intimidar a la encargada de una óptica en pleno Centro Histórico y no contó con que le rociaron gas lacrimógeno.
Ante la nula vigilancia policial en calles como Morelos, Escobedo y Manuel José Othón y ante la pasividad de los agentes municipales que solo se pasean y checan en su celular las publicaciones de La Roja, un jovenzuelo intentó asaltar a la encargada de una óptica pero no contó con que aún existen personas valientes y le vació una descarga de gas lacrimógeno.
A la par la empleada solicitó el apoyo de personas que pasaban por el lugar y casualmente llegaron los policías; el maleante se hizo de la pipí del miedo e imploraba que lo dejaran en libertad aunque entre sus ropas traía el cuerpo del delito: una pistola de juguete.