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El pasado 5 de enero de 2017, la juez penal María Ledit Becerril García, del Estado de México, ordenó la “inmediata libertad” de un hombre llamado Gabriel Gamaliel Reyes Balderas, acusado de violación, a pesar de que su víctima lo había reconocido plenamente, al tenerlo a la vista durante el proceso penal iniciado tras su denuncia.

Tal como informó la abogada y defensora de los derechos humanos Karla Michelle Salas (con la sentencia absolutoria como prueba), para la jueza Becerril, ese reconocimiento visual no fue válido, debido a que cuando la víctima rindió su declaración ministerial, no mencionó que el agresor tuviera “barba partida” y, por lo tanto, su testimonio no era “coherente con las características del acusado”, dicho lo cual, el violador quedó en libertad.

Al emitir su sentencia absolutoria, para la juez Becerril García no fue importante que la víctima, entonces de 24 años, recordara las placas del vehículo en el que el agresor la secuestró a punta de pistola, y en el que la atacó sexualmente (hechos ocurridos en mayo de 2015).

No importó tampoco que otros testigos también hubieran memorizado esas placas, al ver a una joven semidesnuda brincar del auto en marcha. Y menos importó que, al ser ubicado y detenido (dos semanas después de los hechos), Gabriel Gamaliel Reyes hubiese ofrecido dinero a los agentes de la Procuraduría, para que lo dejaran escapar.

Para la jueza, lo único importante fue que Xóchitl, al rendir su declaración –inmediatamente después de ser atacada–, no hubiera mencionado que el agresor tenía la barba partida. Y otra cosa más: para la jueza también fue muy significativo que el inculpado no tuviera las patillas largas al ser detenido (varios días después de los hechos), siendo que la víctima así lo había descrito físicamente.

Tres meses después de que la juez María Ledit Becerril García liberó al hombre, una Sala de Apelaciones revocó dicha sentencia, y este 1 de marzo declaró a Gabriel Gamaliel Reyes Balderas culpable del delito de violación, tras valorar nuevamente las evidencias en su contra, y lo sentenció a 15 años de cárcel.

Ahora sólo falta una cosa: detenerlo nuevamente.

La investigación

El de Xóchitl es un caso “extraño”, explica la abogada: “Es extraño porque la policía sí hizo su trabajo. Luego de que ella se arroja fuera del vehículo, la gente que la ayuda llama a la policía… y los policías municipales llegaron rápido, en 12 minutos, siendo que Ixtlahuaca (donde ocurrieron los hechos) es un lugar con vías de comunicación muy deficientes”.

Pero lo raro no termina ahí: “Después, los policías le brindan ayuda adecuada, la llevan con el médico de la Procuraduría, y ahí la atienden como debe de ser. Y después de que le toman la primera declaración, con ella aún muy traumatizada por lo que acababa de sufrir minutos antes, la Procuraduría inicia su investigación, y lo hace bien… te digo, es raro”.

 

A partir de la información sobre el vehículo proporcionada por Xóchitl y los testigos que la auxiliaron, la Procuraduría de Justicia del Estado de México inició su investigación y, diez días después, localizó la camioneta doble cabina en la que la joven fue obligada a subir, a punta de pistola, por Gabriel Gamaliel Reyes, cuando ella salía de la universidad.

En el momento en que los policías del Estado de México ubicaron el vehículo, también se dieron cuenta de que éste había sido vendido días antes, y el nuevo dueño dio la información necesaria para ubicar al agresor de Xóchitl.

Tal como consta en la averiguación previa integrada por la Procuraduría mexiquense, cuando dos agentes de esta corporación localizaron y abordaron a Gabriel Gamaliel Reyes, éste les ofreció 35 mil pesos a cambio de que lo dejaran escapar, lo cual, sin embargo, fue rechazado por los agentes, quienes lo pusieron a disposición del Ministerio Público.

Ya detenido, Xóchitl pudo reconocerlo plenamente. Para preservar sus derechos y no revictimizarla, la joven nunca fue encarada directamente con el agresor, sino que pudo reconocerlo a través de un sistema de video. Además, pudo hacer este reconocimiento también por medios auditivos, sin ver el rostro de la voz que se le presentó.

Mientras Xóchitl estuvo cautiva en la camioneta del agresor (alrededor de 45 minutos), éste disparó en dos ocasiones su arma: una al aire, y otra contra un asiento del vehículo. La rasgadura que ese disparo provocó en el asiento, también fue identificada por la Procuraduría.

Y a ese cúmulo de evidencias, se sumaron también todos los estudios médicos, psicológicos y de mecánica de lesiones, que confirmaron que los hechos ocurrieron tal como los narró la víctima.

Justicia a prueba

Tres días después de que la jueza María Ledit Becerril García dejó en libertad a Gabriel Gamaliel Reyes (por aquello de la barba partida), dos personas intentaron ingresar a la vivienda de Xóchitl, pero, al no lograrlo, se dedicaron a golpear la puerta y las ventanas.

Eso ocurrió el 10 de enero de 2017, y aún cuando una patrulla vigila desde entonces la morada, Xóchitl y su pequeño hijo, “tuvimos que huir… mi hijo, que está chiquito, estaba en la casa conmigo, y él también se espantó mucho, entonces, tuvimos que irnos de ahí, y estamos ahora, como quien dice, a salto de mata”.

Este 5 de marzo. La sentencia absolutoria de la juez Becerril fue puesta a consideración de una Sala de Apelaciones, integrada por tres magistrados en materia penal, quienes valoraron nuevamente las pruebas recabadas por la Procuraduría mexiquense en contra de Gabriel Gamaliel Reyes, al abogado defensor del agresor (ya que éste no se presentó a la audiencia) y, pudieron también escuchar a Xóchitl.

“Ellos pudieran escuchar, de su propia voz –explicó la abogada Karla Michelle Salas– su narración sobre lo que le ha generado toda esta situación, el que tuvo que salir huyendo de su casa, el que vive escondida por temor a que le pase algo, que está pensando en dejar la escuela ante la posibilidad de que este sujeto la ataque”.

Además, “Xóchitl manifestó su enojo ante el hecho de que la jueza María Ledit Becerril García no le creyera, y que dudara del señalamiento que ella realizó directamente en la audiencia de juicio”

–¿Qué sigue ahora? –se preguntó a la abogada.

–Los jueces revocaron la sentencia absolutoria, y dictaron una nueva sentencia a 15 años de prisión, lo que significa que ahora tienen que aprehender a Gabriel Gamaliel Reyes Balderas, y encarcelarlo.

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