En las primeras horas del jueves, militantes suicidas del Estado Islámico (ISIS o EI) burlaron filtros de seguridad del Departamento de Estado (Pentágono) de Estados Unidos, en el Aeropuerto Internacional Hamid Karzai de Kabul, Afganistán, dejando al menos 60 muertos y una cifra indeterminada de heridos.
El aeropuerto de Kabul se volvió un blanco de ataque, debido a que afganos tratan de salir del país para no vivir bajo el nuevo régimen talibán. Los ejércitos extranjeros desalojan a su personal militar, diplomático, así como a afganos aliados que trabajaron con ellos a lo largo de 20 años de intervención.
ISIS se atribuyó las explosiones en el Aeropuerto Internacional de Kabul, Afganistán, que han dejado más de 60 muertos.
La agencia de noticias Amaq, con sede en Siria y considerada portavoz de ISIS por The New York Times, confirmó que militantes suicidas burlaron los filtros de seguridad y estallaron en Abbey Gate (una puerta del aeropuerto), Hotel Baron (a 200 metros del aeropuerto) y a las afueras del aeropuerto de Kabul.
El Pentágono prevé que ataques de este tipo continúen y la cifra de muertos crezca, mientras que el presidente demócrata, Joe Biden, dijo en rueda de prensa desde la Casa Blanca que no hay evidencias de que los talibanes se hayan aliado con ISIS en los ataques en Kabul.
En la rueda de prensa en la que estuvo a punto de llorar, Joe Biden emitió su pésame para deudos de militares fallecidos, y aseguró que Estados Unidos se cobrará los muertos que dejó ISIS en Kabul, “con fuerza y precisión en nuestro momento, donde elijamos y cuando elijamos”.