Inspectores de la Dirección de Comercio Municipal intentaron desalojar a un puesto ambulante en el Centro Histórico, provocando un conato de bronca que por fortuna no pasó a mayores salvo que parte de la mercancía fue tirada al suelo.
Justamente a un costado del Teatro de la Paz, arribó un grupo de inspectores enviados por la funcionaria municipal Rocío Zavala e intentaron desalojar por la fuerza a un negocio de venta de dulces y botanas.
Como los comerciantes opusieron resistencia, hubo varios forcejeos e inclusive uno de los empleados municipales soltó un “apóyenme chingao” a fin de que el puesto fuera recogido.
Esta política de intolerancia despertó el gran malestar de los ambulantes en contra del Ayuntamiento de la Capital, tomando en cuenta que están operando bajo la ley pues cuentan con sus permisos en regla.