La Policía Federal de Brasil impide en la noche del miércoles, en el aeropuerto internacional de Río de Janeiro, que los nadadores estadunidenses Gunnar Bentze y Jack Conger subieran a un avión con destino a los Estados Unidos.
Los agentes llegaron a retirar a los deportistas de la aeronave para ser interrogados sobre el supuesto asalto a mano armada que, junto a los también nadadores Ryan Lochte y James Feigen, sufrieron la madrugada del domingo
Lochte ya estaba en los Estados Unidos y Feigen fuera del recinto olímpico.
Durante una entrevista con la cadena estadounidense NBC, Lochte cambió algunos detalles sobre los hechos, sembrando más dudas sobre el caso. El nadador, 12 veces medallista olímpico, dijo que el asalto no se había producido mientras circulaban en un taxi de regreso a la Villa Olímpica, como habían contado inicialmente, sino que ocurrió en una gasolinera. La otra inconsistencia revelada por NBC respecto a la historia original contada por los deportistas sería que a Lochte no lo habrían encañonado con una pistola en la cabeza, sino que simplemente le apuntaron con el arma.
El caso de Lochte y sus compatriotas se conoció el domingo por la mañana, cuando la madre del primero habló con la prensa estadounidense y contó que a su hijo le habían puesto una pistola en la cabeza en un incidente por la noche.
Más tarde, Lochte declaró que tardó en denunciar el caso ante su comité, para evitar crear problemas.