+ EN REINO UNIDO ESTÁN PROHIBIDOS; EN SLP SE VENDEN SIN CONTROL
+ PUEDEN CAUSAR DESDE PAROS CARDÍACOS HASTA ENVENENAMIENTO

Todo empezó con la “Angina de pecho”, un fuerte dolor en el pecho cuando no llega suficiente sangre al corazón, suele durar poco tiempo y la persona queda solo con el susto. Así, el médico Thomas Lauder Brunton (1844-1916), decide probar con el nitrito de amilo para dilatar las arterias coronarias de los pacientes, y mejorar la circulación sanguínea hacia el músculo cardíaco reduciendo el dolor y el estrés en el paciente aquejado.

Y funcionó, en las primeras décadas del siglo XX, el nitrito de amilo era imprescindible para las personas con angina de pecho, además era usado como antídoto para envenenamiento con cianuro.

Pero la ciencia avanza y nuevos descubrimientos en la industria farmacológica arrojaron nuevos y más efectivos tratamientos y antídotos, es hasta la década de los 70’s que el nitrito de amilo vuelve a aparecer y esta vez en la escena “Disco”.

En las pistas de baile de las “Discotecas” de moda de entonces, circulaba de mano en mano y al ritmo de Rivers of Babylon, I Will Survive Y.M.C.A, o Last Dance, el frasquito ambarino con nitrito de amilo al que se le conocía y se le conoce como “Poppers” (se les llamó “poppers” porque originalmente el producto era envasado en ampolletas que, al romperse para ser inhalado, producían un chasquido o “pop”), provocaba una fuerte irrigación instantánea, un “subidón” de sangre momentáneo que hacían más intensa la experiencia de bailar para quienes querían sentir más euforia.

Rápidamente los “Poppers” saltaron de la pista de baile a las camas o a los rincones propicios para el sexo, fuera casual y anónimo o romántico y comprometido, las parejas recurrían al estímulo de este medicamento, ahora convertido en “droga recreativa”, para hacer más intensa la experiencia sexual.

¿La razón? La inhalación del nitrito de amilo favorece la dilatación para la penetración; y en las personas activas el pene se llena de sangre más rápidamente creando la sensación de mayor potencia, y en ambos se da la euforia momentánea.

El uso de poppers se dio mayormente en las parejas de hombres homosexuales, pero muy pronto las parejas heterosexuales también los empezaron a usar, es hasta la siguiente década en la amenaza de la pandemia del SIDA inhibe todo tipo de prácticas sexuales, pues se sabía muy poco sobre el VIH y había mucha desinformación, hay que recordar que se creía que el virus se podía transmitir por las lagrimas y el sudor, y el pánico hizo que homosexuales y heterosexuales se olvidaran un poco de los poppers.

En la actualidad y desde hace mas de una década los poppers volvieron a ser de uso cotidiano para buena parte de la población con poder adquisitivo para comprarlos, son caros, un frasquito pequeño puede costar 500 pesos, debe estar refrigerado mientras no se use y no dura mucho tiempo.

Pero… ¿es peligrosa esta droga recreativa?

El Manual Merck de Diagnóstico y Terapia, señala que el uso de poppers es menos dañino tanto para el individuo como para la sociedad en comparación con las demás drogas recreativas.

Aunque también es verdad que puede causar dolor de cabeza y mareo, después de la sesión de sexo con poppers, y también puede causar dificultades temporales de erección. Además existe el riesgo de quemadura si se derrama sobre la piel o mucosa.

Más bien el riesgo de usar poppers está en las contraindicaciones, esto es, si un individuo tiene afectación de su sistema nervioso autónomo evidenciado por síncopes frecuentes o si una persona tiene la presión baja, puede ocasionar un insuficiencia circulatoria y puede ser fatal.

Otro riesgo es una sobredosis por ingestión (más que por inhalación) puede terminar en cianosis, inconsciencia o envenenamiento.

El popper combinado con medicamentos para la disfunción eréctil (como el sildenafil) puede causar un ataque al corazón.

El popper también puede incrementar la presión intraocular, por lo que está completamente contraindicado para las personas que padezcan glaucoma.

Otro riesgo está precisamente el efecto que produce al inhalarse (y que dura solo un par de minutos) y es que al dilatar los vasos sanguíneos, relajar los músculos lisos (como el de los esfínteres), y experimentar esa intensa sensación de alegría, el coito puede ser violento, consensual pero violento, y las lesiones en las partes íntimas pueden derivar, a la larga en fisuras, y el pene también puede quedar lesionado o incluso romperse el frenillo.

En nuestra ciudad los poppers se venden en las tiendas para adultos o “sex shop”, y los hay en diferentes presentaciones, calidad y precios, y parecen estar en un “limbo legal”.

No así en Reino Unido, pues a partir de abril de 2016 se consideran una droga ilegal como lo es la cocaína, por ejemplo, esta medida desde luego no ha bajado el consumo de poppers, solo que ahora (como la cocaína) se consigue de manera ilegal y su precio ha aumentado.

Y aunque se vendían de manera discreta, en calidad “sales de baño” o “fertilizantes para plantas” o “aromatizadores de ambiente”, con información muy vaga sobre su contenido, y los vendedores especificaban que no son para el consumo humano, la nueva disposición los ha desaparecido de los comercios establecidos.

En Inglaterra tener poppers en casa no es un delito, pero si a alguien se le ocurre regalar o vender un frasco “popper” podría ser procesado por distribución ilegal de drogas, de la mima manera, alguien que vaya de vacaciones y tenga en su equipaje una de las botellitas podría ser interceptado y acusado de tráfico de estupefacientes.

El debate en Inglaterra está abierto, la comunidad científica se opone a esta prohibición, y los lideres LGBT afirman que se trata más de un ataque a la comunidad gay, pues los poppers están asociados al estilo de vida homosexual.

En nuestra ciudad no se han registrado casos de envenenamiento, quemaduras o infartos a causa del consumo de poppers, su venta no está restringida y es fácil adquirirlos, sin embargo no hay carteles ni folletos que adviertan de los posibles riesgos.