El Bayern Múnich pretende festejar mañana los 1,000 partidos de Carlo Ancelotti como entrenador de fútbol con una victoria en casa ante el Hamburgo que le permita aumentar su ventaja al frente de la Bundesliga.
El club bávaro se mantiene líder en la primera categoría del fútbol alemán, pero en la última jornada vio cómo el equipo revelación de la temporada, el recién ascendido Leipzig, recortaba distancias para colocarse a tan solo cinco puntos.
El triunfo le serviría al club muniqués no solo para enfilar con mayor tranquilidad la segunda mitad de Liga alemana, sino también para que su técnico pueda enterrar definitivamente una semana de sinsabores y polémicas que se inició el pasado sábado cuando hizo un gesto obsceno a la afición del Hertha Berlín después de recibir escupitajos por parte de algunos aficionados.
De cara al duelo sabatino, el estratega tiene claro que, a pesar de ser un día histórico en su carrera profesional, no se va a dejar dominar por las emociones. “Fue la última vez que alguien ha podido ver mi dedo (medio)”, declaró hoy en rueda de prensa.
“Eso no se puede volver a repetir”, agregó Ancelotti, un entrenador que pocas veces pierde los nervios. Frente al Hamburgo, el italiano optará por la contención.
Se supone que no deberá hacer grandes esfuerzos para mantener el temple porque las estadísticas revelan la superioridad del conjunto muniqués.