Junto a la derrota de Xavier Nava Palacios bajo el voto genuinamente azul suscitado en torno a Octavio Pedroza Gaitán, cayeron humillados también aquellos empresarios adelantados en su ambición, que promovieron un pacto de unidad entre los candidatos de Acción Nacional.
La estrategia de esos hombres de negocios (turbios) resultó fallida desde un primer momento, pues enseñaba el cobre de los intereses no confesados y la parcialidad. Es decir: no los animaba un verdadero interés democrático, sino impulsar y ayudar a Nava para su triunfo.
Pero ahora el escopetazo se les ha revertido, quedando exhibidos, sobre todo cuando nunca se preocuparon por hacer esos mismos pactos en otros partidos.
Como su candidato era Xavier Nava, creyeron que este tenía el triunfo muy cerca, y querían apoyarlo para ganar.
Con ello, pensaron, estarían colaborando en sus planes de “desarrollo” en la Sierra de San Miguelito.
Un “desarrollo” que esconde las vulgares ambiciones de enriquecerse más a costa de comuneros y de la destrucción de parte de la Sierra; sobre todo dañando el entorno ecológico y los mantos acuíferos que son una de las más preciadas garantías de vida para las generaciones futuras de potosinos.
Son los mismos empresarios que han patrocinado e impulsado a Nava para que este lleve a cabo las sesiones de cabildo y se aprueben los planes urbanos que les darían “legalidad” a la construcción de fraccionamientos del proyecto de “Las Cañadas”.
Emprendedores que tienen tras de sí una amplia trayectoria de saqueo, aprovechamiento, y hasta defraudación de ahorradores en el pasado.
Las ambiciones de estos notables hoy están truncas, detenidas, paralizadas, no solo por la reciente derrota de Nava, sino porque no tienen de aliado al poder federal.
Se acabaron aquellos tiempos en que los presidentes de la república les avalaban o se hacían de la vista gorda con los despojos y negocios abusivos de estos “hombres de empresa” potosinos.
Desde el gabinete presidencial, tales notables de la localidad han recibido ya avisos del presidente de la república, de la secretaria de Recursos Naturales, y del vocero del citado AMLO en el sentido de que no deben dar pasos de construcción en la citada Sierra cuando ni siquiera está determinada lo que será el Área Natural Protegida de la zona.
El último atraco que al respecto pudieron hacer algunos de tales empresarios amafiados con el poder político (Marcelo de los Santos y Cía) fue en la gran extensión del Gran Peñon, donde se encuentra a todo lo que da la construcción de múltiples fraccionamientos.
Poco les importó a esos constructores estar edificando sobre laderas que antes eran una importante captación de agua para el subsuelo.
Poco o nada les ha interesado saber que con las pavimentaciones que llevan a cabo, generarán la inundación grave de poblaciones que quedaron abajo de ellos, como la ya muy poblada colonia antorchista Chimalhuacán, que ni agua potable tiene.
Nada les inmutó que vayan a construir miles y miles de casas precisamente a unos metros de donde soplan los vientos contaminados de una zona industrial que lanza sus venenosos gases de oriente a poniente.
Tampoco les iba a interesar las advertencias de profesionales que les señalaron incluso de posibles fallas en el subsuelo, debido a la sobreexplotación de mantos acuíferos, lo cual puede llevar a delicadas fracturas geológicas que podrían en riesgo miles de vidas.
Los próximos capítulos respecto a esta depredación de la Sierra de San Miguelito están por escribirse. Por lo pronto, la derrota navista es un revés serio para esos empresarios que, torpes y cegatones, apostaron sus canicas de manera adelantada, y con el peor jugador.