Este jueves 14 de abril la doctora Mónica Liliana Rangel Martínez, exsecretaria de Salud y excandidata de Morena a la gubernatura, por el daño al erario de 22 millones de pesos fue vinculada a proceso en prisión preventiva, acusada de uso abusivo de la función pública, asociación delictuosa en su modalidad de pandillerismo y fraude específico, al igual que sus cómplices Patricia “N” y Juan Francisco “N”, el cuarto detenido, Jorge Fernando “N”, solicitó duplicidad del término.

Al escuchar la resolución judicial hizo un esfuerzo para mantenerse firme, con la mirada altiva pero perdida en el vacío; la reciente operación a la que se sometió por cáncer de mama, fue invocada de manera fallida por su defensa para que se le permitiera seguir el proceso en arresto domiciliario.
El pronóstico es que pronto se va a recuperar con atención médica y reposo, su estado de salud se exageró con fines mediáticos y para influir en el ánimo del juez de control que no se conmovió con este ardid de su abogado que, por cierto, tiene experiencia en defender a presos vinculados al narco “Chapo” Guzmán.
Por lo demás, la doctora Rangel está entera, consciente de su situación, los recuerdos se agolpan en su memoria, de cuando llegó muy idealista a la Huasteca a hacer su servicio social para recibirse de doctora por la UNAM, su amistad con el doctor Fernando Toranzo quien la recomendó al gobernador Juan Manuel Carreras para ocupar la Secretaría de Salud y fue aceptada sin chistar, las reuniones que tenía con éste de manera subrepticia en una residencia de Las Lomas para afinar los detalles del saqueo del presupuesto.
De como pasó de estar en la cima del poder, cerca de la gloria en el sexenio pasado con la ilusión de que podría ser gobernadora por Morena, a una celda fría de La Pila, donde también se encuentra recluido su excompañero de gabinete, el exjefe policiaco Jaime Pineda Arteaga que, a diferencia de ella, asume con resignación la consecuencia de sus actos y no alega que sea víctima de una venganza política.
Lo que más le duele a la doctora Rangel, es haber creído sin reservas en su jefe, el exgobernador Carreras, se siente traicionada, la usó con halagos y promesas, con dinero a manos llenas y la dejó sola cuando no fue la única beneficiada del saqueo del presupuesto del Sector Salud, la red de corrupción en el gobierno carrerista se extendió por toda la administración estatal.
CARRERAS, EL MILLONARIO
Mientras ella pasará mucho tiempo en las sombras, Carreras disfruta de una mal habida fortuna e incalculable hasta ahora, su patrimonio se multiplicó de manera impresionante con prestanombres y empresas fachada, y está por celebrar con bombo y platillo la boda de su hija con un norteamericano sin reparar en gastos.
A la boda, organizada por la exprimera dama Lorena Valle que también fue observada por la ASE y ASF por diversas irregularidades en el DIF en el manejo de los recursos públicos, concurrirán las buenas conciencias del Potosí, los apellidos de abolengo, políticos y empresarios para aparentar que no pasa nada y que el egresado de la Escuela Libre de Derecho está tranquilo, libre de culpas.
En su gobierno el cinismo fue su divisa, disfrazado en la cortesía, en los buenos modales, en la falsa sonrisa que siempre lo caracterizó desde que inició su carrera política como el servicial maletero del fallecido gobernador Gonzalo Martínez Corbalá que ya no pudo ver como su pupilo predilecto se degradó en el poder como un corrupto a un nivel extremo.
Ya en su celda por las noches, cuando el silencio y la oscuridad se imponen, la doctora Rangel comienza a aceptar la realidad, reconoce que se equivocó al caer en la tentación de incrementar su patrimonio de manera ilícita, perdió su sensibilidad como profesional de la medicina y actuó con crueldad al permitir que a pacientes de cáncer se les aplicara medicina apócrifa, en su conciencia le pesan las muertes de menores de edad y adultos por este engaño criminal.
Con méritos suficientes desde antes de la campaña por la gubernatura se ganó el mote de la “Doctora Muerte”, fue insultada y exhibida, porque se aprovechó de los recursos extraordinarios para combatir la pandemia de Covid-19 para su beneficio personal y de la camarilla carrerista, de todo hacían negocio y obtenían un lucro ilícito, desde la transmisión de las conferencias diarias sobre la pandemia a la compra de insumos diversos.
En sus pensamientos de madrugada en La Pila, a la doctora Rangel le reconforta la idea de que si la justicia ya la alcanzó a ella por sus fechorías cometidas, pronto deben caer el exgobernador Carreras, el exsecretario de Gobierno Alejandro Leal y ahora diputado local y el secretario de Finanzas, Daniel Pedroza Gaitán, también en busca de amparos, en esta trama de corrupción el monto saqueado de la Secretaría de Salud se ha estimado en mil 700 millones de pesos, falta documentar lo que se desvió del erario para la campaña de Mónica a la gubernatura postulada por Morena.
LA CAMPAÑA
El partido de Morena en San Luis Potosí nunca ha estado a la altura de la transformación del país que impulsa el Presidente AMLO, con dirigentes y cuadros mediocres, provenientes en su mayoría de la vieja izquierda sectaria y caníbal, ociosos e inútiles, formados con los manuales de la Editorial Popular de la URSS y en el culto a Stalin y a Castro, no tuvo un candidato propio para la elección de gobernador el año pasado y el doctor Carreras maniobró e impuso a la priista Mónica Rangel como la candidata de la “esperanza”.
La militancia priista de Mónica era del dominio público, ella lo negó de manera reiterada a pesar de que varios medios difundieron documentos que lo demostraban. Por mencionar uno de ellos, está el recibo expedido por la Secretaría de Finanzas del CDE, con el número 28548, del pago de cuota “ordinaria” de $1,500 con fecha del 8 de marzo del 2019, correspondiente a la segunda quincena de febrero.
Ella nunca renunció al PRI porque sería aceptar lo que negaba, la Nomenklatura de Morena fue acomodaticia y con discursos folclóricos la apoyó para seguir en la nómina del partido, fue patético ver como estos morenistas agarrados de las tripas que hablan de pureza y rectitud, se postraron a la línea carrerista avalada por el dirigente nacional Mario Delgado. Hasta la fecha y ya encarcelada por corrupta, el dirigente estatal Sergio Serrano sigue defendiendo a la doctora Rangel.
En la campaña el desorden era inocultable, la coordinación no se definía en Morena sino en el Palacio de Gobierno, Carreras envió al subsecretario de Derechos Humanos y Asuntos Jurídicos, Hugo Ulises Valencia Gordillo, para manejar el discurso y eventos de la doctora Rangel. Las carretadas de dinero público salían a la campaña a través del ahora diputado Leal Tobías y Daniel Pedroza, el exsecretario de Finanzas; y muchos burócratas, de confianza y sindicalizados, fueron “comisionados” a la campaña morenista.
El derroche de nada sirvió, Rangel quedó en tercer lugar, con apenas 139 mil votos, muy lejos de Ricardo Gallardo Cardona del PVEM que ganó con 458 mil votos, y Octavio Pedroza por el PRIAN, que quedó en segundo lugar con 400 mil votos. Este fue la apuesta principal de Carreras y Rangel solo fue una marioneta para tratar de restarle votos al ahora gobernador, todo le salió mal a Carreras.
LA PREMONICIÓN
Meses antes de su detención, Mónica Rangel tramitó varios amparos de los llamados “rastreadores”, sabía que la Fiscalía General del Estado la tenía en la mira, estaba muy nerviosa, preocupada, el primer aviso de que su destino se ensombrecía fue el
encarcelamiento de Gabriel Alan Salazar Soto, el proveedor favorito de la Secretaría de Salud con careta de “influencer” y que defraudó a cientos de incautos con la promesa de ganar muchos intereses con sus ahorros, por arriba de las tasas bancarias. Al entonces fiscal Federico Garza, se le ordenó encubrirlo, se le gratificó con la secretaría general de la UASLP.
Mónica se comunicaba con frecuencia vía telefónica con el exgobernador Juan Manuel Carreras que intentaba tranquilizarla, hasta que se dio la ruptura, ya no hubo llamadas, los agentes ministeriales ya seguían sus pasos hasta que fue detenida a media Semana Santa, un viacrucis que ella misma se buscó.