A unas horas de que el gobernador Juan Manuel Carreras entregó 21 patrullas a la Policía Metropolitana en un acto oficial en la Plaza de Armas con la plana de mayor del gabinete de seguridad, alcaldes y empresarios, fueron ejecutados tres agentes ministeriales por dos sujetos que se transportaban en una motocicleta.
En enero pasado otro ministerial fue ejecutado con mucha saña afuera de su casa.
Esta secuencia de hechos similares en los primeros meses del año, anticipa otro año violento, con elecciones en puerta.
Otra prueba de la grave situación fue el saldo de tres civiles ejecutados en Morales apenas este pasado miércoles 7.
La cifra de desaparecidos también ha tenido un crecimiento inusitado, en apenas los dos primeros meses ya superó la veintena de casos.
El discurso oficial “del no pasa nada” y “todo bajo control” no cuadra con la realidad cotidiana, la estabilidad pende de un hilo, la policía es abatida a plena luz del día y la vida y patrimonio de los potosinos están en la indefensión.
La cúpula empresarial finge preocupación y el clero, de vez en cuando, lanza alguna crítica que al otro día se olvida.
La deseable es que la reciente reunión que sostuvo el gobernador Carreras con el secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida, para reforzar la seguridad no quede como la fotografía con Clinton en Guadalajara, en una mera sonrisa promocional para ocultar el desastre que se tiene en casa.