+ UNA FUE DECAPITADA; LA OTRA DEPOSITADA EN UN BOTE DE BASURA
+ AMBOS CRÍMENES, COMO MUCHOS OTROS FEMINICIDIOS, ESTÁN IMPUNES
Tratadas como basura. Decapitadas, ejecutadas, incineradas por el crimen organizado. Asesinadas por el marido, el amante, el novio. Violadas por parientes. Golpeadas por desconocidos.
Dejadas sobre el pavimento, a la orilla de los ríos, sepultadas en norias, sacrificadas en sus mismos hogares…esas imágenes fueron la constante durante todo 2016 en San Luis Potosí, y con seguridad en muchas otras partes de México.
Episodios tales vimos desde el primer día, y hasta el último. Y en los extremos de ese ciclo, dos casos llevados al paroxismo: una mujer decapitada; y otra humillada hasta el último momento, cuando depositaron su cuerpo en un bote de basura, al lado de la carretera.
Flor de María, de 26 años, salió a divertirse el sábado 13 de febrero. Iba a festejar el Día del Amor y la Amistad. Un día después estaba muerta. Sus restos fueron repartidos en dos sitios: su cabeza la dejaron atrás de un Oxxo de avenida Constitución, en un lote baldío. Su cuerpo en las vías del tren a Laredo, a la altura de la colonia Progreso.
De “Fernanda” solo sabemos que quizá ese haya sido su nombre, dado un tatuaje que llevaba en su cuerpo (¿o era el nombre de alguna hija?), junto a otros con figuras de flores, según algunos reportes de prensa.
Debió tener alrededor de cuarenta años, y fue muerta por estrangulamiento el Día de los Santos Inocentes, el pasado 28 de diciembre.
Luego sus verdugos, en un último gesto de cínica burla e impunidad de la que suelen gozar, depositaron su cuerpo en un tambo de basura, como si se desprendieran de restos de comida.
Así encontraron el cadáver los empleados del limpia que el jueves 29 procedían a vaciar el tambo con la leyenda de “Basura”, ubicado frente a un parador, y junto a otro recipiente del mismo tamaño con el rótulo de “Agua”.
Hoy, cuatro días después de ese “hallazgo macabro”, según el sensacionalismo de cierta prensa, “Fernanda” sigue, hasta donde sabemos, en calidad de desconocida.
Flor de María fue identificada a plenitud, sin antecedentes penales, con “modo honesto de vivir”, e “hija de familia” (¿las que no lo son merecen ser maltratadas?). Pero todo eso no ha servido de nada. Sus asesinos están impunes.
Entre uno y otro caso, usted debe recordarlo, están:
Cinthia Elizabeth, quien “se arrojó de un puente” y apareció un kilómetro adelante. Hubo versiones de que pudo antes ser víctima de abuso.
Cinthia Paola, desaparecida y luego aparecida de la misma manera “misteriosa”.
Beatriz, de 18 años, madre de dos pequeños, ejecutada a la orilla del Río Santiago, junto a otro individuo.
Viviana Elizabeth Vázquez, asesinada por su ex novio y arrojado su cuerpo en una noria de la ex Hacienda La Parada, en Ahualulco.
La mujer que en la colonia Molinos recibió un tiro en la cabeza de parte de su ex pareja, un policía estatal que enseguida se suicidó ahí mismo.
Manuela, de 36 años, asesinada en Cerritos, y luego “ocultado” su cuerpo en el baño del bar donde laboraba.
Angélica, de 37 años, asesinada en la sala de su casa, por un sobrino adolescente al que poco tiempo antes le había dado alojamiento.
Así se podría continuar con al menos una docena de casos más, pero están también las desaparecidas, alrededor de 26, de los casos reconocidos oficialmente.
Pero están también las que denuncian abuso sexual de los parientes, incluso del padre, como Greta Perogordo; las que son golpeadas en la calle, aunque se trate del Centro Histórico; las que reciben maltratos todos los días, y en su propia casa; las que son víctimas de hostigamiento en el trabajo, y de abusos en la calle…
