+ UN DELINCUENTE SOLITARIO LOS DEJÓ A PIE

+ “FUE EN UN DESCUIDO”, DIJERON

Hoy a las tres de la mañana, y de un momento a otro, a tres elementos de la Policía Urbana los dejaron a pie: un solitario delincuente les había robado la patrulla.

Y todo le habría salido bien al delincuente si por otro lado no hubiera resultado también pésimo chofer, pues para su desgracia metros adelante del hurto fue a estamparse contra una propiedad.

Solo esa mala pata del ladrón hizo posible que los tres policías de la Urbana, Industrial y Bancaria pudieran recuperar el vehículo patrulla que les sirve, en teoría, para cuidar a quienes contratan sus servicios.

El maleante, al darse a la fuga de manera desesperada, vino a incrustar el vehículo de la corporación privada en una negociación ubicada en el número 532 de la calle Israel, en la colonia Ricardo B. Anaya.

Eso fue aprovechado por los policías sorprendidos y asaltados, quienes al ser tres pudieron someter sin mayores problemas al presunto ladrón, de nombre Alejandro J., de 40 años de edad.

Pero ya cuando lo tenían en su poder, recibieron una segunda humillación, esta vez del agente del Ministerio Público que se presentó a dar fe del hecho.

El funcionario les explicó a los gendarmes privados que ellos no son autoridad, para retener ni poner a disposición legal a ninguna persona, por lo que tuvieron que ser elementos de una corporación policíaca municipal quienes procedieran contra el infractor.

Los tres policías relataron a la autoridad ministerial que minutos antes, “en un descuido” el ahora detenido les había robado el coche patrulla. Se trata de un vehículo Stratus, blanco, modelo 2005, y con placas VEP8381 de San Luis Potosí.

Que luego solo lo siguieron con la vista, y vieron que poco adelante el sujeto chocaba la patrulla contra una propiedad donde se encuentra un negocio; por lo que corrieron, y aprovechando el “atontamiento” provocado en el delincuente por el golpe, lo sometieron.

Alejandro J. será consignado por robo de vehículo y daño a las cosas, y todo indica que los tres agentes seguirán trabajando como hasta ahora, pero ahora sus clientes ya sabrán quienes los están protegiendo.

El descaro y la peligrosidad a que está llegando la delincuencia sería muy cómico (como película de Cantinflas) sino fuera también harto peligroso.

En este último caso, la excesiva confianza de la delincuencia se compaginó con la ineptitud de los policías privados.

Pero no es el único suceso de este tipo en los últimos días, el pasado ocho de febrero en la colonia Industrial Aviación, agentes ministeriales fueron desarmados y golpeados por vecinos cuando intentaban cumplir una orden de aprehensión, pero fueron confundidos con integrantes del crimen organizado.

Ya todos sabemos quiénes nos están “cuidando”…