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viernes 29 de marzo de 2024 San Luis Potosí, México
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La Arquidiócesis Primada de México calificó como una “bomba de tiempo” el segundo gasolinazo que el gobierno federal hará efectivo la próxima semana, tras haberlo retrasado 14 días y pronosticó que subir el precio de los combustibles traerá consecuencias político-electorales. “Un eventual gasolinazo no sería aceptado, lejos de haberse diluido, algunos sectores de la sociedad mantienen una resistencia activa para revertir la medida”, alertó.

En ese sentido, reprochó haber suspendido el gasolinazo de principios de febrero, por “motivos electorales”, y aseguró que una vez que éste se concrete, será “otra bomba que puede estallar en las manos”, luego de que la Secretaría de Hacienda, informó a principios de febrero que del 4 al 17 de este mes se mantendría sin cambios el precio máximo del combustible, con respecto a los niveles observados en enero para cada de las tres gasolinas, es decir, postergar otro gasolinazo y sus consecuencias.

La Iglesia Católica capitalina insistió en la necesidad de ser menos dependientes del exterior, pero sobre todo, reducir las drásticas brechas entre riqueza y pobreza, y hacer, verdaderamente, un gobierno austero sin privilegios para unos pocos, recortar los salarios millonarios y evitar lo superfluo.

La Iglesia Católica manifestó que “las autoridades afirman que las medidas de austeridad, la evolución del tipo de cambio y del precio internacional de las gasolinas han creado las condiciones para mantener sin cambios los precios máximos, pero en pocos días, México no tiene refinerías como por arte de magia ni ha dejado de importar gasolinas del exterior. Tampoco sería justo distraer la atención pública dilatando gasolinazos ante las elecciones próximas, particularmente las del estado de México, poniendo en riesgo la victoria del partido dominante”.

“A pesar de las explicaciones y retóricas desafiantes como aquella del ‘ustedes, ¿qué hubieran hecho?’, los mexicanos supimos de los altos costos tributarios en los precios de los energéticos y de la ignorancia de las autoridades por no conocer exactamente el pulso de una sociedad que no está preparada para tales medidas”.

Añadió que “preocupa también que el último trimestre del año pasado contabilizó una estratosférica deuda del sector público, de más de nueve billones de pesos, es decir, el 47.9 por ciento del Producto Interno Bruto, que generó el pago de intereses que, según los resultados del 2016, representa el presupuesto asignado a 17 dependencias de la administración pública federal, y mayor al presupuesto asignado a las secretarías de Salud y Educación Pública para el presente ejercicio fiscal 2017”.

Las autoridades afirman que las medidas de austeridad, la evolución del tipo de cambio y del precio internacional de las gasolinas han creado las condiciones para mantener sin cambios los precios máximos, pero en pocos días, México no tiene refinerías como por arte de magia, ni ha dejado de importar gasolinas del exterior.

Tampoco sería justo distraer la atención pública dilatando gasolinazos ante las elecciones próximas, particularmente en el Estado de México.

En “Desde la fe”, critica el derroche
En el editorial titulado “Bomba de Tiempo” del semanario “Desde la fe”, resaltó las manifestaciones sociales que generó el primer gasolinazo y advirtió que con el segundo, ocurrirá la misma situación, inclusive fustigó las “retóricas desafiantes” esgrimidas por el gobierno para justificar el alza de los combustibles.

Dijo que no se debe olvidar que la liberación del precio de los combustibles provocó una inestabilidad que rebasó los límites del orden.

Ante esta inestabilidad económica y social, se debe apelar a la sensibilidad a fin de crear mejores condiciones de vida para nuestro pueblo.

“Basta con conocer la fortuna que nuestras autoridades invierten en festividades y premios para darnos cuenta qué hay muchos rubros por recortar antes de castigar aún más al empobrecido pueblo mexicano. Y es que de acuerdo con información de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, el gobierno federal derrochó en 2016, con cargo al erario, casi 30,000 millones de pesos en festejos y premios a servidores públicos”.

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