Tras poco más de una semana en el poder, Trump y su equipo han mostrado que van en serio. El presidente cumple, al menos de forma superficial, una promesa electoral tras otra y en la mayoría de los casos se mueve en el espectro político más a la derecha.
Al mismo tiempo, se está formando en todos los sectores y a todos los niveles sociales una gran oposición contra él. Los demócratas tratan de crear desobediencia parlamentaria, ya que los funcionarios designados por Trump deben ser ratificados en sus puestos por el Senado. Mientras tanto sigue en sus puestos de forma interina la gente del ex presidente Barack Obama, que puede al menos oponerse a las propuestas del republicano.
El Departamento de Justicia, por ejemplo, se negó a defender la restricción de entrada de refugiados y de extranjeros de siete países a Estados Unidos, hecho por el cual fue despedida la fiscal general interina, Sally Yates.