Una explosión al interior de una peluquería  paralizó a Tarapoto, en Perú luego que un sujeto asesinara a su ex pareja y madre de sus cuatro hijos, tras provocar una explosión en su centro de trabajo.

Las imágenes de una cámara de seguridad registraron el preciso momento en el que Francisco Ruíz Del Águila estacionó su mototaxi y bajó un balde de combustible.

Luego entró al local para rociar a su ex pareja Marysella “Mary” Pizarro, quien murió carbonizada.

Ante este cruento episodio de violencia, el Ministerio Público ha pedido nueve meses de prisión preventiva contra Francisco Ruíz.

Tras la explosión, el asesino Francisco sufrió quemaduras en la parte superior de su cuerpo y se está recuperando en el Hospital de Contingencia de Tarapoto, bajo custodia policial.

Así pasó

Un hombre mató en la víspera a su pareja tras arrojarle un recipiente con gasolina y prenderle fuego mientras ella trabajaba en una peluquería en una ciudad remota del noreste de Perú, un país donde se registran en promedio un centenar de feminicidios por año.

El jefe policial de la región San Martín, Ramiro Gálvez, dijo el martes a la prensa que el asesino identificado como Fernando Ruiz, de 44 años, confesó que mató a Marysella Pizarro, de 41 años, porque ella se negó a retomar una relación con él tras sucesivos maltratos. Ambos tienen cuatro hijos. 

Las televisoras locales mostraron videos de cámaras de vigilancia de la calle donde está ubicada la peluquería en la ciudad nororiental de Tarapoto

Se observa cómo el asesino ingresa con un balde de gasolina, se produce una explosión y luego sale corriendo con las ropas quemadas.

La peluquería ardió y la víctima murió carbonizada, explicó el jefe policial.

Fuentes locales indican que la dueña del local también murió por las quemaduras, y que el presunto feminicida se encuentra en recuperación en un hospital.

El Instituto Nacional de Estadística indicó el martes que 68,2% de las peruanas fueron víctimas de violencia psicológica, física o sexual por sus parejas durante 2016. El 44,1% de las agredidas buscó ayuda con sus madres, amigas o hermanas y muy pocas pidieron ayuda a sus padres.