Criado en Bahamas, en el seno de una familia humilde, Poitier fue nombrado caballero por la reina Isabel II ya en 1974 y en 2009, el entonces presidente estadounidense Barack Obama le otorgó la Medalla Presidencial de la Libertad, la mayor condecoración civil del país. Cuando en 2002 la Academia de Hollywood le entregó el Oscar honorífico, el aplauso de los asistentes a la gala se prolongó durante minutos.
Tenía 22 años cuando llegó a Hollywood, embarcándose en un viaje que por aquel entonces parecía “casi imposible”, contó en su discurso de agradecimiento. Y no se olvidó de alabar a las decisiones “valientes y desinteresadas” de cineastas y productores que le brindaron personajes pese al color de su piel permitiéndole gozar de una oportunidad.
Y es que Poitier allanó el camino de grandes estrellas negras del celuloide como Denzel Washington, Morgan Freeman, Louis Gossett Jr., Halle Berry o Viola Davis. Antes que él, sólo Hattie McDaniel había hecho historia en 1940 como la primera afroamericana que se alzaba con un Oscar por su papel de reparto en “Lo que el viento se llevó”. Y tuvieron que pasar 25 para que Poitier repitiera hazaña como el primer negro coronado como mejor actor protagonista por “Lilies of the Field”.
Entre los hitos logrados por Poitier figura también el de ser el primer afroamericano que besaba a una actriz blanca en un filme hollywoodiense. Aunque la apasionada escena de 1967 se rodó de forma tímida, reflejada en el espejo retrovisor de un taxi, fue uno de los logros reivindicados por los defensores de los derechos civiles, pero que también hizo que algunos activistas del movimiento afroamericano lo tildaran de “negro blanco”.