El joven secuestrado en Lomas prefirió arriesgarse y perder la vida de un golpe o arrollado por los autos antes que enfrentar el destino que le tenían preparado sus plagiarios.
Quizá consciente de que no sobreviviría al rapto aunque su familia pagara el rescate, de la cajuela del Stratus donde lo habían metido los delincuentes se lanzó al vacío.
Secuestrado en el fraccionamiento Lomas el domingo 4 de diciembre por la noche, fue encerrado en la cajuela de un coche marca Stratus. Enseguida sus captores enfilaron hacia el Río Santiago, con rumbo a Soledad de Graciano Sánchez.
Poco después, cuando el auto se desplazaba ya a la altura de avenida San Pedro, el joven, temeroso, desesperado, de alguna manera logró abrir la cajuela y lanzarse al suelo con el vehículo en marcha.
Aparte de su habilidad y arrojó, la víctima corrió con gran suerte al solo llevarse fuertes golpes, pero conservando la vida, y acudiendo enseguida a un comercio de la citada avenida San Pedro donde solicitó ayuda.
Para esos momentos, las fuerzas policíacas ya se habían visto incompetentes para rescatar al joven empresario, a pesar de un operativo montado para tal efecto.
Los hechos habían iniciado apenas pasadas las nueve de la noche, en una calle de la colonia Lomas Cuarta Sección, cuando el joven fue secuestrado al salir de un domicilio particular, y mientras se dirigía a su coche.
Desde ese mismo momento se activaron las alarmas de los cuerpos de policía, pues se dijo que hubo detonaciones de armas de fuego en ese sector de la ciudad. Y minutos después surgió la versión del supuesto secuestro de una mujer, pero la Procuraduría de Justicia de inmediato negó tal información.
Sin embargo, conforme los datos del secuestro fallido empezaron a fluir en las redes sociales, la misma dependencia tuvo que emitir un comunicado al respecto, pero disfrazando de nuevo los hechos. Con eufemismos, negó de manera tajante el presunto plagio de una mujer, y para evitar referirse con claridad al secuestro de que había sido víctima el joven, señaló que “fue un suceso en que se ve involucrado un joven”.
De esa forma la dependencia evitó informar a la población de la versión de los supuestos balazos que se habrían disparado en Lomas, del plagio contra el joven empresario, y de la posterior liberación de éste por sus propios medios. Pues cuando las fuerzas policíacas acudieron a auxiliar a la víctima, ésta ya se había puesto a resguardo por sus propios medios en una farmacia de la avenida San Pedro, desde donde pidió ayuda.
De no haber sido por su temeridad y las circunstancias que estaban a su favor, muy distinta sería hoy la situación del citado empresario. Apenas dos días antes, el sábado 3 de diciembre, fueron “levantados” también otros dos jóvenes, quienes antes de 24 horas después ya habían sido ejecutados. De nada sirvió que desde el mismo sábado la familia de Job Arvizu Ávalos —uno de los plagiados, de 22 años de edad— hubiera dado el grito de alerta y reportara al desaparecido.
A estas alturas ser “levantado” por miembros del crimen organizado equivale casi a una sentencia de muerte. Son comunes los casos en que incluso pagando el rescate los secuestradores asesinan a sus víctimas. El accionar lento e ineficiente de las corporaciones policiacas para el rescate de personas “levantadas” o secuestradas tampoco permite que los ciudadanos sean muy optimistas.
Así, este joven que salvó su vida debe estar conforme con su temerario actuar, pues tuvo que enfrentar serios riesgos a su vida, pero logró ponerse a salvo, y no ser una pasiva víctima más de manos criminales.
