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+ LA CULPA NO ES DE UN VIDEO QUE SE HIZO PÚBLICO, SINO DE LA REALIDAD

+ GOBERNADOR DE NUEVO LEÓN CULPA A MEDIOS, EN VEZ DE ASUMIR RESPONSABILIDADES

La mañana de este 17 de enero México acabó de despertar a su realidad, añadiendo a su acostumbrado escenario violento un nuevo rostro, cruel.

Se trató de la versión inédita de un adolescente disparando a mansalva contra su maestra y sus compañeros en un salón de clase del Colegio Americano del Noreste, en Monterrrey, Nuevo León.

Nadie disfrutó verse en ese espejo, salvo quizá algunos cibernautas de una pagina donde el adolescente agresor, Federico G., era participante, quienes le festejaron la abyección de sus actos.

El impacto de estos hechos circuló de manera vertigonosa e impactó de manera contundente en esos nervios de la sociedad que son los medios de comunicación y las redes sociales.

Lo anterior a pesar de que nos hemos acostumbrado a que todos los días en el país ocurren cosas muy graves: desaparecidos, secuestrados, decapitados, ejecutados de una y otra forma.

Sin embargo, y a pesar de lo anterior, bastaron 35 segundos de un vídeo demoledor que en total dura un minuto 14 segundos, para provocar una conmoción amplia que rebasó con mucho las fronteras de Monterrey, Nuevo León.

La repercusión, el efecto fue tal, que el café de esta mañana se les amargó no solo a quienes viven en esa populosa, conflictiva, industriosa ciudad.

También recorrió las arterias de todo el país, sembrando alarma e indignación en las diversas clases sociales, y en especial en quienes tienen hijos adolescentes estudiando en las escuelas, sean públicas o privadas.

Enseguida del impacto, al conocerse la noticia, lo primero que muchos hicieron, antes de tratar de explicarse el fondo y la causa de los hechos, fue iniciar una pesquisa de culpables.

Se emprendió una cacería de brujas, culpando de inmediato a los medios de comunicación y a quienes en las redes sociales compartían el mencionado vídeo.

Y eso fue alentado por las mismas autoridades, que en última instancia son las responsables de ofrecer una buena educación y de dar seguridad a los estudiantes.

El gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón,  acusó de inmediato por la difusión del citado vídeo a los medios. Pero en él no es nuevo, durante su carrera política son diversas las escaramuzas que ha tenido contra tales empresas de comunicación. No le gusta como estas reflejan la realidad.

De manera oportunista, hipócrita, en vez de aceptar lo ocurrido, reconocer los hechos, y asumir responsabilidades, instruyendo cambios en la vigilancia de las escuelas y en la educación, el llamado «Bronco» se fue contra los mensajeros, culpándolos de una realidad muy desagradable.

La primera responsabilidad de la difusión la tiene la escuela de donde surgió la grabación. Lo que circula en la red proviene de un teléfono celular con el que se grabaron las imágenes provenientes del monitor de la cámara del salón de clase.

Pero también es cierto que existen elementos para justificar su difusión, pues lo que vemos ahí es un reflejo de lo que ocurrió; son imágenes de nuestra realidad, de las que todos nos debemos hacer responsables.

No se trata de apología del delito; tampoco de una identificación de los menores, a quienes no se les ve con claridad el rostro, ni siquiera al agresor.

Y en cambio sí se trató de un acontecimiento que debe asumirse, que debe poner en alerta a las instituciones y a la sociedad sobre la manera en que se está educando la juventud.

Otro cosa fueron las fotos, las cuales circularon en algunos espacios. Son dramáticas. Pero la difusión de estas representó  un exceso, y de una evidente violación a los derechos de los menores y sus familias.

Parece que en el mismo Colegio hubo quien, antes de la intervención pericial y policial, se dedicó a la tarea de tomar estas gráficas, cuando los jóvenes estaban muy heridos, en charcos de sangre.

Algunos medios recurrieron a publicarlas tapándoles el rostro, y omitieron la difusión del vídeo. Otros, como El País, editaron tal vídeo y le extirparon las partes donde Federico dispara contra la maestra y sus compañeros, pero dejan la escena donde él mismo se da un tiro en la boca, aunque tapando la cara de éste y de los demás que se encuentran en el salón de clase.

En La Roja asumimos con claridad la postura de no publicar las fotos, y en torno al vídeo decidimos darle difusión como un grave hecho de interés público que debe llamarnos a todos a la toma de conciencia.

Lo ocurrido este miércoles 18 de enero son hechos criminales sin precedentes en la historia del país, no así en otras partes del mundo, sobre todo en Estados Unidos.

Y lo más grave es que este incidente puede ser el inicio de otros casos similares sino se toman hoy, desde los diversos ámbitos y sectores, decisiones firmes para evitarlos.

En el ámbito privado de la familia, en las reglas internas de las escuelas, en las políticas públicas de la educación, en los programas sociales hacia la juventud, deberá haber mayor sensibilidad, y muchos cambios de mentalidad y de acciones, sino queremos que este nuevo tipo de delito se arraigue en un México ya de por su muy desangrado.

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