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jueves 28 de marzo de 2024 San Luis Potosí, México
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Como en otras ocasiones, ese sábado ocho de octubre, antes del mediodía, Luis Ignacio González Ibarra se presentó a las afueras de la preparatoria Jesús Silva Herzog, en la calle de Ontañón, a esperar a su hija Cinthia Elizabeth, de 15 años de edad. Aunque llegó puntual o quizá si acaso apenas unos cinco o diez minutos tarde, ella ya se había ido. ¿Por qué no quiso o no pudo esperar a su padre? No se sabe. Pero él nunca más la volvió a ver con vida.
No habían transcurrido ni cinco horas de que la joven saliera de la citada escuela cuando ya se le reportaba como desaparecida en Facebook, por parte de la madre de ella; el padre, por su parte, hizo lo mismo, recurriendo no solo a las redes, sino incluso a las autoridades. Nunca han explicado por qué en apenas unas horas de no ver a la estudiantes temieron por su seguridad. ¿Qué amenazas pendían sobre la joven o qué problemas personales o familiares estaba sufriendo?
Ese mismo día, cerca de las nueve de la noche, el cuerpo de Cinthia apareció tirado, con visibles huellas de arrastre, en calle Golfo de California y Carretera 57, frente a una gasolinera. Unos veinte minutos antes de este hallazgo, se había reportado a los servicios de emergencia el supuesto suicidio de una mujer a la que habían visto lanzarse del puente peatonal ubicado en la Carretera 57, frente al supermercado Wallmart.
La versión, increíble, inverosimil incluso, fue que luego de arrojarse del citado puente, la joven fue arrastrada por un coche hasta el punto de Golfo de California y Carretera 57. Surgió una testigo, quien refirió haber visto como la preparatoriana se aventaba del puente; dijo que la vio caer de espaldas al pavimento, que quiso llamar a los servicios de emergencia pero vio que su teléfono ya no tenía batería, entonces le pidió el favor a otra mujer, y las dos vieron a la supuesta suicida en el suelo de la carretera. Luego mientras ambas se ocupaban en hacer la llamada, dejaron de ver por unos instantes hacia la carretera, solo para que, al volver la vista, llevarse la sorpresa de que el cuerpo ya no estaba. «Pensamos que había sido algo paranormal», dijo Karen, la primera testigo. La impresión era visible en el rostro de la joven, quien al llegar a su casa y contarles lo que había pasado a sus familiares, estos la llevaron a una clínica de salud para ser atendida. Una enfermera que trabaja en tal clínica confirmó el dicho de la joven, mediante un comentario en Face. «Estaba muy nerviosa, y le había bajado la presión», confirmó la trabajadora de la salud.
Se podría decir que nadie creyó en esa versión descabellada de que el cuerpo de la supuesta suicida fue trasladado más o menos un kilómetro para ser arrojado en el punto donde se le encontraría. Pero no obstante poco después se dio a conocer el video de una cámara de seguridad de un establecimiento cercano al punto donde se encontró el cuerpo, y en él se pudo apreciar con claridad como cae el cadáver de la carrocería baja de un coche gris que pareciera marca Jetta o Platina. Pero aún así, a pesar de tan contundente pruba documental, el asunto seguía (y sigue) siendo increíble.
A pesar de todas las suspicacias, en la Procuraduría nunca explicaron nada del caso, ni dieron el más mínimo dato de la autopsia practicada al cuerpo de la joven. El padre se negó a darle entrevistas a algunos medios de comunicación alegando que así se lo había pedido la Procuraduría. Y, presuntamente, se le habrían revelado datos de la autopsia, pero de estos no se ha sabido nada. La testigo, Karen Noriega, dijo al reportero de La Roja que estaba siendo intimidada por la madre de la víctima, quien la acusaba de dar falso testimonio sobre haber visto cuando Cinthia se lanzaba del puente de la Carretera 57. Por otro lado, luego de que ella muriera, la cuenta de Facebook que fuera de Cinthia siguió siendo usada por alguien, haciéndose pasar por ella, y actualizando algunas portadas de la biografía en dicha red social.
EL PROCU Y SU «LEY DEL SILENCIO»
Así, basados en la historia reciente, parece que no se puede esperar mucho del funcionario Federico Garza Herrera, fedatario venido a procurador, pues a él parece que le gusta la ley del silencio (¿del silencio criminal?). Es fecha que no le ha dicho a la sociedad potosina qué ocurrió. Es decir: ¿se trató en verdad de un suicidio? ¿Qué reveló la autopsia? ¿Por qué deja que se difundan aberrantes versiones de que la presunta suicida sufrió de abusos antes de arrojarse del puente? ¿Por qué no dijo nada cuando un video de difusión masiva reveló como el cuerpo de la joven se desprendía de su carrocería? ¿Es qué no había delito que perseguir? ¿Por qué no se aclaró esa muerte? ¿Continúan investigando? ¿Quién manejaba el coche de donde parece haberse soltado el cuerpo de Cinthia de manera accidental? ¿Por qué la cuenta de la chica en Facebook se siguió utilizando luego de su muerte? ¿Por qué permite el Procurador, con su inexplicable silencio, que se difundan rumores y se generen dudas incluso de un eventual encubrimiento?

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